Platón
Platón1 (en griego antiguo: Πλάτων) (Atenas o Egina,2 ca.
427-347 a. C.)2 fue un filósofo griego seguidor de Sócrates3 y maestro de
Aristóteles.4 En 387 fundó la Academia,5 institución que continuaría su marcha
a lo largo de más de novecientos años6 y a la que Aristóteles acudiría desde
Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367, compartiendo, de este modo,
unos veinte años de amistad y trabajo con su maestro.7 Platón participó
activamente en la enseñanza de la Academia y escribió, siempre en forma de diálogo,
sobre los más diversos temas, tales como filosofía política, ética, psicología,
antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica, cosmogonía,
cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación; intentó también
plasmar en un Estado real su original teoría política, razón por la cual viajó
dos veces a Siracusa, Sicilia, con intenciones de poner en práctica allí su
proyecto, pero fracasó en ambas ocasiones y logró escapar penosamente y
corriendo peligro su vida debido a las persecuciones que sufrió por parte de
sus opositores.5
Su influencia como autor y sistematizador ha sido
incalculable en toda la historia de la filosofía, de la que se ha dicho con
frecuencia que alcanzó identidad como disciplina gracias a sus trabajos. Alfred
North Whitehead llegó a comentar:
La caracterización general más segura de la tradición
filosófica europea es que consiste en una serie de notas al pie a Platón.
Alfred North Whitehead, Process and reality, 19298
Biografía
Platón nació hacia el año 428 a. C. en Atenas o Egina en el
seno de una familia aristocrática ateniense.2 Era hijo de Aristón, quien se
decía descendiente de Codro, el último de los reyes de Atenas, y de Perictione,
cuya familia estaba emparentada con Solón; era hermano menor de Glaucón y de
Adimanto, hermano mayor de Potone (madre de Espeusipo, su futuro discípulo y
sucesor en la dirección de la Academia) y medio-hermano de Antifonte (pues
Perictione, luego de la muerte de Aristón, se casó con Pirilampes y tuvo un
quinto hijo). Critias y Cármides, miembros de la dictadura oligárquica de los
Treinta Tiranos que usurpó el poder en Atenas después de la Guerra del
Peloponeso, eran, respectivamente, primo y tío de Platón por parte de su
madre.9 En consonancia con su origen, Platón fue un acérrimo anti-demócrata
(véanse sus escritos políticos: República, Político, Leyes); con todo, ello no
le impidió rechazar las violentas acciones que habían cometido sus parientes
oligárquicos y rehusar participar en su gobierno.10
Espeusipo, sobrino de Platón, elogia la rapidez mental y la
modestia que tuvo de niño, así como su amor por el estudio.11 En su juventud se
habría interesado por artes como la pintura, la poesía y el drama; de hecho, se
conserva un conjunto de epigramas que suelen ser aceptados como auténticos, y
la tradición refiere que había escrito o tenía interés en escribir tragedias,
afán que habría abandonado al comenzar a frecuentar a Sócrates12 (nótense las
duras críticas que Platón hace de las artes en República, fundamentando su parcial
expulsión del Estado ideal). También, según se ve en su teoría educativa,
siempre se interesó por la gimnasia y los ejercicios corporales, y ciertas
fuentes refieren que se habría dedicado a las prácticas atléticas; habría
participado asimismo de algunas batallas de la Guerra del Peloponeso y de la
Guerra de Corinto, pero no hay información al respecto más que simples
menciones del caso.1
En cuanto a su formación intelectual temprana, Aristóteles
refiere que, antes de conocer a Sócrates, Platón había tratado con el
heraclíteo Crátilo y sus ideas de que todo lo sensible está en devenir y, por
tanto, de que no es posible el conocimiento científico acerca de ello; pero que
luego, influido por Sócrates y su enseñanza e insistencia en inquirir y definir
qué es cada cosa para poder hablar de ella con propiedad, se convenció de que
había realidades cognoscibles y, por tanto, permanentes, y decidió que no eran
sensibles -el ámbito de lo que siempre deviene y nunca es- sino de naturaleza
inteligible. Éste es, según Aristóteles, el origen de la teoría de las Ideas, y
su información nos permite reconstruir algo del itinerario
biográfico-intelectual de Platón.14
Según Diógenes Laercio, Platón conoció a Sócrates a la edad
de 20 años,15 aunque el historiador W. K. C. Guthrie se muestra convencido de
que ya lo frecuentaba con anterioridad.16 De cualquier modo, puede acordarse en
que el primer encuentro se produjo entre el 412 y el 407 (es decir, entre los
quince y los veinte años de Platón). A partir de allí, fue uno de los miembros
más cercanos del círculo socrático hasta que en 399, Sócrates, que contaba unos
setenta años, fue condenado a la pena de muerte por el tribunal popular
ateniense, acusado por los ciudadanos Ánito y Meleto de "impiedad"
(es decir, de no creer en los dioses o de ofenderlos) y de "corromper a la
juventud". La Apología nos muestra a Sócrates frente al tribunal,
ensayando su defensa y acusando a sus opositores de la injusticia que estaban
cometiendo contra él; luego de ser declarado culpable, Sócrates menciona a un
grupo de amigos que están en la tribuna, entre ellos Platón.17 Sin embargo,
Platón mismo hace que Fedón diga, en el diálogo que lleva su nombre y al
referir a Equécrates la tarde última de Sócrates con sus amigos antes de beber
la cicuta, que "Platón estaba enfermo, creo".18 A
propósito de su ausencia, W. K. C. Guthrie escribe:
"Juzgarlo de forma desfavorable por ello sería injusto, ya que no sólo
debemos esa circunstancia a Platón mismo, sino que el conjunto del Fedón, por
no decir nada de otros diálogos, deja fuera de toda duda la indudable realidad
y la fuerza de su devoción a Sócrates. Sus sentimientos pudieron haber sido tan
intensos que no fuera capaz de soportar el espectáculo de ser testigo de la
muerte real del mejor, el más sabio y el más justo de los hombres que
conoció".19
Luego de la pérdida de Sócrates, Platón, que tenía sólo
veintiocho años, se retiró con algunos otros de los discípulos de su maestro a
Megara, Sicilia, a la casa de Euclides (socrático, fundador de la escuela
megárica). De allí habría viajado a Cirene, donde se reunió con el matemático
Teodoro (personificado en el Teeteto) y con Arisitipo (socrático también,
fundador de la escuela cirenaica) y a Egipto, aunque estos dos últimos viajes
son puestos en duda por muchos especialistas.20 Se tienen por más seguros, en
cambio, los viajes a Italia y a Sicilia, no sólo porque hay más testimonios,
sino por la decisiva Carta VII, en base a la cual se reconstruye el resto de
sus travesías. En su viaje a Italia habría tenido contacto con eléatas y
pitagóricos, dos de las principales influencias que acusan sus obras, en
especial con Filolao, Eurito y Arquitas de Tarento, quien era, a la vez,
político y filósofo en su pólis. En el 387 viajó por primera vez a Sicilia, a
la poderosa ciudad de Siracusa, gobernada por el tirano Dionisio; allí conoció
a Dión, el cuñado de Dionisio, por quien se sintió poderosamente atraído y al
que transmitió las doctrinas socráticas acerca de la virtud y del placer. Según
un relato tradicional, al final de su visita, Platón habría sido vendido como
esclavo por orden de Dionisio y rescatado por el cirenaico Anníceris en Egina,
pólis que estaba en guerra con Atenas.21
A la vuelta de Sicilia, se estima que al poco tiempo, Platón
compró una finca en las afueras de Atenas, en un emplazamiento dedicado al
héroe Academo, y fundó allí la Academia, que funcionó como tal
ininterrumpidamente hasta el año 86 a.C. al ser destruida por los
romanos, siendo restituida y continuada por los platónicos
hasta que en 529 d. C. fue cerrada definitivamente por Justiniano I, quien veía
en las escuelas paganas una amenaza para el cristianismo y ordenó su
erradicación completa.22 Numerosos filósofos se formaron en esta milenaria
Academia, incluyendo el mismo Aristóteles durante la dirección de Platón, junto
a quien trabajo alrededor de veinte años, hasta la muerte de su maestro. Vale
la pena recordar cierta descripción de W. K. C. Guthrie respecto de la
Academia: "...No se parece en nada a ninguna institución moderna (...) Los
paralelos más cercanos son probablemente nuestras antiguas universidades (...)
con las características que han heredado del mundo medieval, en particular sus
conexiones religiosas y el ideal de la vida en común (...) La santidad del
lugar era grande, y se celebraban otros cultos allí, incluidos los de la misma
Atenea. Para formar una sociedad que tuviera su tierra y sus locales propios,
como hizo Platón, parece que era un requisito legal el registrarla como
thíasos, es decir, como asociación de culto dedicada al servicio de alguna
divinidad. Platón eligió a las Musas, que ejercían el patronazgo de la
educación (...) Las comidas en común eran famosas por su combinación de
alimentos sanos y moderados con una conversación que valía la pena recordar y
anotar. Se cuenta que un invitado dijo que los que habían cenado con Platón se
sentían bien al día siguiente".23 En la Academia, que no aceptaba personas
sin conocimientos matemáticos previos, se impartían enseñanzas sobre distintas
ciencias (aritmética, geometría, astronomía, harmonía, puede que también
ciencias naturales) a modo de preparación para la dialéctica, el método propio
de la inquisición filosófica, la actividad principal de la institución;
asimismo, también era principal actividad, en consonancia con lo expresado en
República, la formación de los filósofos en política, de modo que fueran
capaces de legislar, asesorar e incluso gobernar (se sabe de varios platónicos
que, luego de estudiar en la Academia, se dedicaron efectivamente a estas
actividades).24
Platón también recibió influencias de otros filósofos, como
Pitágoras, cuyas nociones de armonía numérica y geomatemáticas se hacen eco en
la noción de Platón sobre las Formas; también Anaxágoras, quien enseñó a
Sócrates y que afirmaba que la inteligencia o la razón penetra o llena todo; y
Parménides, que argüía acerca de la unidad de todas las cosas y quien influyó
sobre el concepto de Platón acerca del alma.
Platón murió en el 347 a. C., a los 80/81 años de edad,
dedicándose en sus últimos años de vida a impartir enseñanzas en la academia de
su ciudad natal.
Obra
Todas las obras de Platón, con las excepciones de las Cartas
y de la Apología están escritas – como la mayor parte de los escritos
filosóficos de la época - no como poemas pedagógicos o tratados, sino en forma
de diálogos; e incluso la Apología contiene esporádicos pasajes dialogados. En
ellos sitúa Platón a una figura principal, la mayor parte de las veces
Sócrates, que desarrolla debates filosóficos con distintos interlocutores, que
mediante métodos como el comentario indirecto, los excursos o el relato
mitológico, así como la conversación entre ellos, se relevan, completan o
entretejen; también se emplean monólogos de cierta extensión.
Entre los diálogos platónicos, que se caracterizan
estilísticamente por compartir la forma de diálogo, cuya utilización en
filosofía él inauguró, pueden señalarse los siguientes como los más
influyentes: Crátilo, un examen de la relación entre el lenguaje y la realidad,
evaluándose tanto una teoría naturalista del lenguaje como una
convencionalista;25 Menón, una investigación sobre la virtud como conocimiento
y su posibilidad de ser enseñada, fundamentada ontológicamente mediante una
prueba y exposición de la teoría de la reminiscencia;26 Fedón, una demostración
de la naturaleza divina e imperecedera del alma y el primer desarrollo completo
de la teoría de las Ideas;27 Banquete, la principal exposición de la particular
doctrina platónica acerca del amor;28 República, diálogo extenso y elaborado en
el que se desarrolla, entre otras cosas, una filosofía política acerca del
estado ideal, una psicología o teoría del alma, una psicología social, una
teoría de la educación, una epistemología, y todo ello fundamentado, en última
instancia, en una ontología
sistemática;29 Fedro, en el que se desarrolla una compleja e
influyente teoría psicológica y se abordan temas como el deseo, el amor, la
locura, la memoria, la relación entre retórica y filosofía y la pobreza del
lenguaje escrito en contraposición al genuini lenguaje oral;30 Teeteto, una
inquisición sobre conocimiento en orden a hallar su naturaleza y su
definición;31 Parménides, una crítica de Platón -puesta en labios del filósofo
eleata- a su propia teoría de las Ideas tal como hasta entonces la había
presentado y que prepararía el camino a su reformulación en diálogos
posteriores;32 Sofista, obra en que se desarrolla una reestructuración del
mundo eidético y se realiza una presentación de la revolucionaria teoría acerca
del no-ser como diferencia y de la primera fundamentación acabada, a partir de
ella, de la posibilidad del juicio y la opinión falsas, así como de su
diferencia con los correspondientes verdaderos;33 Político, diálogo que incluye
una exposición del método diálectico platónico maduro, así como de la teoría de
la justa medida, del auténtico político y el auténtico Estado, respecto del
cual los demás modelos de organización política son presentados como imitaciones;34
Timeo, un influyente ensayo de cosmogonía, cosmología, física y escatología,
influido por la tradición pitagórica;35 Filebo, investigación acerca de la
buena vida, de la relación del bien con la sensatez y el placer en cuanto
compuestos de aquél y posibilitadores del vivir bien y provechosamente;36
Leyes, una teoría extensa y madura acerca de la adecuada constitución del
Estado, que contrapone un mayor realismo al idealismo puro de la filosofía
política presentada en República.37
Platón, además, escribió Apología de Sócrates, Critón,
Eutifrón, Ion, Lisis, Cármides, Laques, Hipias mayor, Hipias menor,
Protágoras,38 Gorgias, Menéxeno, Eutidemo39 y Critias.40 Hay varios escritos
cuya autenticidad permanece aún en duda, siendo Alcibíades I y Epínomis los más
importantes entre ellos.41 Lo mismo sucede con las cartas conservadas, aunque
hay casi unanimidad en aceptar el carácter genuino de la importante carta
VII.42 Finalmente, nos encontramos con la cuestión de las doctrinas no escritas
de Platón, cuya fuente más antigua es nada más y nada menos que Aristóteles,
quien menciona en varios lugares teorías que no encontramos en la obra escrita
de su maestro.43
La obra de
Platón puede dividirse cronológicamente en cuatro etapas:
Primeros diálogos
o diálogos socráticos o de juventud. Se caracterizan por sus preocupaciones
éticas. Están plenamente influidos por Sócrates. Las más destacadas son:
Apología, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides y
Eutifrón.
Época de
transición. Esta fase se caracteriza también por cuestiones políticas, además,
aparece un primer esbozo de la Teoría de la reminiscencia y trata sobre la
filosofía del lenguaje. Destacan: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor,
Crátilo, Hipias Mayor y Menexeno.
Época de madurez o
diálogos críticos. Platón introduce explícitamente la Teoría de las Ideas
recién en esta fase y desarrolla con más detalle la de la reminiscencia.
Igualmente se trata de distintos mitos. Destacan: El Banquete —también conocido
como Simposio—, Fedón, República y Fedro.
Diálogo de vejez o
diálogos críticos. En esta fase revisa sus ideas anteriores e introduce temas
sobre la naturaleza y la medicina. Destacan: Teeteto, Parménides, Sofista,
Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes y Epínomis.
Los personajes de los diálogos son generalmente personajes
históricos, como Sócrates, Parménides de Elea, Gorgias o Fedón de Elis, aunque
a veces también aparecen algunos de los que no se tiene ningún registro
histórico aparte del testimonio platónico. Cabe destacar, además, que si bien
en muchos diálogos aparecen discípulos de Sócrates, Platón no aparece nunca
como personaje. Solamente es nombrado en Apología de Sócrates y en Fedón, pero
nunca aparece discutiendo con su maestro ni con ningún otro.
Temas
Su teoría más conocida es la de las Ideas o Formas. En ella
se sostiene que todos los entes del mundo sensible son imperfectos y
deficientes, y participan de otros entes, perfectos y autónomos (Ideas) de
carácter ontológico muy superior y de los cuales son pálida copia, que no son
perceptibles mediante los sentidos. Cada Idea es única e inmutable, mientras
que, las cosas del mundo sensible son múltiples y cambiantes. La contraposición
entre la realidad y el conocimiento es descrita por Platón en el célebre mito
de la caverna, en La República. Para Platón, la única forma de acceder a la
realidad inteligible era mediante la razón y el entendimiento; el papel de los
sentidos queda relegado y se considera engañoso.
Es importante resaltar que la dicotomía entre un mundo inteligible
y otro mundo sensible es más bien un recurso pedagógico que suele usarse para
ilustrar la diferencia ontológica entre los entes inteligibles y los sensibles.
En el Timeo menciona también lo que ahora conocemos como los sólidos
platónicos.
A diferencia de Sócrates, Platón escribió profusamente
acerca de sus puntos de vista filosóficos, dejando un considerable número de
manuscritos como legado.
En las escrituras de Platón se pueden ver conceptos sobre
las formas de gobierno, incluyendo la aristocracia como la ideal; así como la
timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía. Un tema central de su
obra es el conflicto entre la naturaleza y las creencias de la época
concernientes al rol de la herencia y del medio ambiente en el desarrollo de la
personalidad y la inteligencia del hombre mucho antes que el debate sobre la
naturaleza y la crianza del Hombre comenzara en la época de Thomas Hobbes y
John Locke.
Otro tema que trató Platón profusamente fue la dicotomía
entre el saber y la opinión, que anticipaba los debates más modernos entre
empirismo y racionalismo, y que posteriormente trataron los postmodernistas y
sus oponentes al argüir sobre la distinción entre objetivo y subjetivo.
Por otra parte, la historia de la ciudad y la isla perdida
de la Atlántida nos llegó como una «historia verdadera» a través de sus obras
Timeo y Critias, pues el mismo Platón usa la expresión griega «alēthinós
logos», que en aquellos tiempos se usaba para denominar a una «historia que era
verdadera», y como tal es traducida en todas las versiones latinas de dichos
diálogos, o sea, veram historiam, en contraposición al mito (del griego μῦθος, mythos, ‘cuento) o
cuento fabulado.
Estilo
literario
Platón escribió principalmente en forma de diálogo. En sus
primeras obras, diferentes personajes discuten un tema haciéndose preguntas.
Sócrates figura como personaje prominente, y por eso se denominan
"Diálogos Socráticos".
La naturaleza de estos diálogos cambió sustancialmente en el
curso de la vida de Platón. Es reconocido generalmente que las primeras obras
de Platón estaban basadas en el pensamiento de Sócrates, mientras que las
posteriores se van alejando de las ideas de su antiguo maestro. En los últimos
diálogos, que más bien tienen la forma de tratados, Sócrates está callado o
ausente, mientras que en los inmediatamente anteriores es la figura principal y
los interlocutores se limitan a responder “sí”, “por supuesto” y “muy cierto”. Se
estima que si bien los primeros diálogos están basados en conversaciones reales
con Sócrates, los posteriores son ya la obra e ideas de Platón.
La ostensible puesta en escena de un diálogo distancia a
Platón de sus lectores, de la filosofía que se está discutiendo; uno puede
elegir dos opciones de percepción; una es participar en el diálogo y las ideas
que se discuten, o simplemente leer las respuestas de las personalidades que
intervienen en el diálogo.
La estructura en forma de diálogo permitió a Platón expresar
opiniones impopulares en boca de personajes antipáticos, tales como Trasímaco
en La República.
Filosofía
Teología
Es posible que el pensamiento platónico tuviese una amplia
gama de elementos teológicos o religiosos. Estos elementos podrían ser la base
de sus planteamientos ontológicos, gnoseológicos, políticos y epistemológicos.
Incluso, en el diálogo Timeo Platón presenta una teoría cosmogónica y
religiosa.
Esta religión fue seguramente adoptada de Sócrates y debe
tener relación con el juicio (debido a que en la exposición de motivos al
castigo se encuentran el corromper a la juventud y la asebeia: traer nuevos
dioses y negar los ya existentes). Probablemente contenía elementos monoteistas
(presentes en la "Verdad" máxima o el "Bien" máximo que se
encuentra en sus teorías ontológicas y políticas) y órficos (debido a la
reencarnación del alma).
Las teorías teológicas de Platón posiblemente eran
esotéricas (secretas). Incluso en la Carta VII Platón afirma:
«No hay ni habrá nunca una obra mía que trate estos temas
[...] Cualquier persona seria se guardaría mucho de confiar por escrito
cuestiones serias, exponiéndolas a la malevolencia de la gente» (341c). Estos
comentarios de Platón hacen pensar que aquello que dejó en escrito no es, para
él, suficientemente "serio". Según confesiones de Aristóteles en
Sobre el bien, el estarigita no tenía acceso a estas doctrinas, a diferencia de
Epeusipo y Jenócrates -lo cual daría una idea de porqué Aristóteles no adoptó
la Academia.
Ontología y
Gnoseología
El platonismo ha sido interpretado tradicionalmente como una
forma de dualismo metafísico, a veces referido como realismo platónico o
exagerado. De acuerdo a esto, la metafísica de Platón divide al mundo en dos
distintos aspectos; el mundo inteligible —el mundo del auténtico ser—, y el
mundo que vemos alrededor nuestro en forma perceptiva —el mundo de la mera
apariencia—. El mundo perceptible consiste en una copia de las formas
inteligibles o Ideas. Estas formas no cambian y sólo son comprensibles a través
del intelecto o entendimiento – es decir, la capacidad de pensar las cosas
abstrayéndolas de como se nos dan a los sentidos. En los Libros VI y VII de la
República, Platón utiliza diversas metáforas para explicar sus ideas
metafísicas y epistemológicas:las metáforas del sol, la muy conocida
"alegoría de la caverna" y, la más explícita, la de la línea
dividida.
En su conjunto, estas metáforas transmiten teorías complejas
y difíciles; está, por ejemplo, la Idea del Bien, a la que tiene como principio
de todo ser y de todo conocer. La Idea de Bien realiza esto en la manera
similar que el sol emana luz y permite la visión de las cosas y la generación
de éstas en el mundo perceptivo (ver la alegoría del sol).
En el mundo perceptivo, las cosas que vemos a nuestro
alrededor no son sino una ligera resemblanza con las formas más reales y
fundamentales que representa el mundo inteligible de Platón. Es como si
viéramos una sombra de las cosas, sin ver las cosas mismas; estas sombras son
una representación de la realidad, pero no la realidad misma (ver mito de la
caverna en La República, libro VII).
A pesar de muchas críticas sobre su supuesto dualismo,
Platón se refiere a un único universo. A modo pedagógico desdobla el universo
en dos y, como quien saca una foto de un paisaje, describe una realidad
compleja en dos dimensiones: su línea donde asienta la parte del universo que
el ser humano puede percibir por los sentidos y la parte del universo que actúa
como causa del anterior y que el ser humano puede aprender por medio de la
hipótesis superior. Así, quien mira el paisaje se dará cuenta que es imposible
que el paisaje 'sea' meramente lo que la fotografía muestra.
En el primer segmento de esta línea asienta los objetos que
son perceptibles por los sentidos y a la vez los divide en dos clases y refiere
para cada tipo de objeto una forma (u operación) en que el alma conoce estos
objetos. La primera son las imágenes o sombras que se desprenden de los objetos
físicos imágenes de las que se puede obtener un conocimiento casi nulo, por
tanto, el ser humano imagina qué pueden ser estas sombras. En la segunda
división de este primer segmento asienta a los objetos físicos que cumplen un
doble papel, son generados por lo que llamará seres inteligibles inferiores y
superiores a la vez que con otros elementos (i.e. la luz) generan las sombras.
A estos corresponde la operación de la creencia porque al estar en constante
cambio por estar sujetos al tiempo y al espacio nunca 'son'.
En el segundo segmento de la línea Platón asienta los
objetos que sin poderse percibir por los sentidos son percibidos por el alma y
son los generadores de los que se encontraban en el primer segmento de la línea
y también la divide en dos. En la primera parte de este segundo segmento
asienta los seres inteligibles inferiores, los principios matemáticos y
geométricos. Estos entes todavía guardan algún tipo de relación con la parte
del universo sensible porque se los puede representar (por ejemplo, un cuadrado,
el número 4, lo impar respecto de lo par, etc.); la operación que realiza el
alma para aprehender estos conceptos es el entendimiento. En la última parte,
asienta los seres inteligibles superiores, aquellas ideas que solo pueden ser
definidas por otras y que de ninguna manera pueden ser representadas para la
percepción sensorial (i.e. la justicia, la virtud, el valor, etc.); para
comprenderlos el alma se dispone hacia ellos utilizando la inteligencia.
Así para la primera sección Platón entendió que la imaginación
y la creencia, es decir, la mera descripción de lo que se percibe, puede dar
como resultado una opinión. Sin embargo el entendimiento y la inteligencia son
para Platón aquellas operaciones de las que se obtiene el conocimiento.
La metafísica de Platón, y particularmente el dualismo entre
lo inteligible y lo perceptivo, inspiró posteriormente a los pensadores
Neoplatónicos, tales como Plotino, Porfirio y Proclo, y a otros realistas
metafísicos. Padres del cristianismo, como Agustín de Hipona, y el así llamado
Pseudo Dionisio también fueron muy influenciados por su filosofía.
Si bien las interpretaciones de las escrituras de Platón
(particularmente La República) han tenido una inmensa popularidad en la larga
historia de la filosofía occidental, también es posible interpretar sus ideas
en una forma más conservadora que favorece la lectura desde un punto de vista
epistemológico más que metafísico como sería el caso de la metáfora de la Cueva
y la Línea Dividida (ahora bien, también hay autores importantes que hablan de
la necesidad de realizar una interpretación fenomenológica sobre Platón para
lograr ver al autor más allá de las capas históricas que lo incubren debido a
sus otras interpretaciones menos afortunadas). Existen obvios paralelos entre la
alegoría de la Cueva y la vida del maestro de Platón, Sócrates, quien fue
ejecutado en su intención de abrir los ojos a los atenienses. Este ejemplo
revela la dramática complejidad que frecuentemente se encuentra bajo la
superficie de los escritos de Platón (no hay que olvidar que en La República
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