MANUEL DEL CABRAL
(1907 – 1999)
Nació Manuel del Cabral en Santiago de los Caballeros. Estudió derecho
en la Universidad de Santo Domingo, pero no fue predilección de él esta
carrera, sino de su padre, a quien le dedica una "carta poética",
reminiscencia de la de Ovidio, en donde le explica su verdadera vocación, la
literaria.
De muy joven comenzó su trabajo diplomático en la de su país en New
York. Desempeñó el mismo papel en Colombia, Perú, Panamá, Chile y Argentina.
Durante estos viajes y estadías pudo entablar contacto con los poetas
hispanoamericanos más representativos del momento.
Abordó, en su poesía, una temática pluralística, pues toca tanto el
tema político, como el amoroso, el social, el cultural e, incluso, el
metafísico. El tema del negro o mulato en las Antillas es el tema recurrente
por antonomasia, equiparándose a Nicolás Guillén y Luis Palés Matos.
Sus obras poéticas más destacadas son: Trópico negro, 1942; Compadre
Mon, 1943; Los huéspedes secretos, 1950; La isla ofendida, 1965; y Sexo no
solitario, 1970. También fue dramaturgo y narrador, pues escribió una novela y
varios cuentos. Pero hoy se le reconoce sobre todo por su poesía. Recibió
varios reconocimientos, entre los que destaca el premio Nacional de Literatura,
otorgado en 1992.
Manuel del Cabral falleció recientemente en santo Domingo, el 14 de
mayo de 1999.
El 27 de febrero de 1844, Francisco del Rosario Sánchez fue
el encargado de leer la proclama en el baluarte de San Genaro (hoy puerta del
Conde). Luego presidió la primera Junta Central Gubernativa, hasta ser
desplazado por Tomás Bobadilla. La razón principal por la que se le reconoce
como Padre de la Patria radica, principalmente, en sus méritos como trinitario
y en haber leído la proclama que declaraba el nacimiento de la República
Dominicana.
Francisco del Rosario Sánchez fue además un precursor del
movimiento restaurador: el 1 de junio de 1861, tres meses y medio después de
consumada la anexión a España, entró a territorio dominicano en compañía de José
María Cabral y otros, y cayó fusilado en San Juan de la Maguana el 4 de julio
siguiente, junto a una veintena de compañeros.
Antes, el 20 de enero de 1861, cuando era evidente que Pedro
Santana y los suyos entregarían la soberanía del país, Sánchez lanzó una
proclama en la que afirmaba: "Mas, si la maledicencia buscare pretextos
para mancillar mi conducta, responderéis a cualquier cargo diciendo en alta
voz, aunque sin jactancia, que yo soy la bandera dominicana". Aun antes,
el 16 del mismo mes, había dicho en carta a Damián Báez: "Mi patria está
vendida. Esto basta".
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